Backstage West Review or El Orgito (The Orgeling

Backstage Review

Backstage review

by Hoyt Hilsman June 03, 2009

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Canadian playwright Suzanne Lebeau's metaphorical parable, written in French but presented in this production in Spanish with English supertitles, is full of rich and provocative allegory, but short on theatrical power.

The story has a fairy-tale setting, with a mother (Julieta Ortiz) living on the edge of the woods with her son, Ogrito (Gabriel Romero), a man-sized 6-year-old whose father was a mysterious and massive presence in the village. Ogrito has lived entirely on vegetables and had very little exposure to the outside world until the day comes for him to go to school. There he discovers that, in addition to his huge size, he is otherwise different from the rest of the children. And more ominously, he realizes that he possesses an appetite—not just for meat but for raw flesh.

Ogrito soon learns the terrible secret that his father was an ogre who not only dined on human flesh but had devoured three of his sisters. His mother had kept the secret from him but finally she reveals that Ogrito can overcome his terrible craving by undergoing a series of trials in the woods. In his desperation, Ogrito leaves his mother and sets out to expurgate his terrible appetites.

Lebeau's text has an appealing simplicity, with its air of magical realism and its provocative themes. It probes the darkest impulses of human nature, presented more starkly in the guise of a 6-year-old, and sketches out the terrible struggle that each of us has between our better angels and the demons that inhabit us. The performances are solid, with Romero finding the man-child core of his character and Ortiz seizing on the anguish of the mother. Director Jesús Castaños-Chima is diligent in finding the dramatic moments in the script, and set designer Keith Mitchell and lighting designer Chris Kuhl create a magical and mysterious arena for the story.

The problem with the play, however, is that it has very little dramatic punch. The relationship between Ogrito and his mother is touching but has only a modicum of conflict. The primary conflict is within Ogrito himself; it's engaging but not especially dramatic or theatrical.

Presented by and at 24th Street Theatre, 1117 W. 24th St., L.A. May 9–June 21. Sat., 8 p.m. and Sun., 3 p.m. (Except Sat., 3 p.m. only June 20.) (213) 745-6516. www.24thstreet.org or www.brownpapertickets.com/event/63302.

Reseña de Backstage

por Hoyt Hilsman 3 de junio del 2009

La parábola metafórica de la dramaturga canadiense Suzanne Lebeau, escrita en francés pero presentada en español para esta presentación con supertítulos en inglés, está llena de alegoría rica y provocativa, pero llega corta en poder teatrical.

La historia tiene un ambiente de cuento de hadas, con una madre (Julieta Ortiz) viviendo en el borde del bosque con su hijo, Ogrito (Gabriel Romero), un niño de 6 años con tamaño de hombre, cuyo padre era una presencia misteriosa y masiva en el pueblo. Ogrito ha vivido toda su vida comiendo vegetales y ha tenido muy poca expocisión al mundo exterior hasta que el día viene para que Ogrito vaya a la escuela. Alli, él descubre que, además de su tamaño gigante, el es diferente que los otros estudiantes de otras maneras. Y, mas inquietantemente,se da cuenta de que tiene un apetito — no solo por la carne si no la carne de humanos.

Muy pronto, Ogrito aprende el secreto terrible de que su padre era un ogro que no solo comía carne humana, pero también había devorado a tres de sus hermanas. Su madre le había guardado el secreto, pero finalmente revela que Ogrito puede superar su terrible deseo al someterse a una serie de pruebas en el bosque. En su desesperación, Ogrito deja a su madre y se propone a expurgar su apetito terrible.

El texto de Lebeau tiene una simplicidad atractiva, con su aire de realismo mágico y sus temas provocativos. Sondea los impulsos más oscuros de la naturaleza humana, presentados más severamente bajo la apariencia de un niño de 6 años, y esboza la lucha terrible que cada uno de nosotros tiene entre nuestros angeles y los demonios que nos habitan. Las actuaciones son sólidas, con Romero encontrando al hombre-niño de su personaje y Ortiz apoderándose de la angustia de la madre. El director, Jesús Castaños-Chima, es diligente en encontrar los momentos dramáticos en el guión, y el diseñador del conjunto Keith Mitchell y el diseñador de illuminación Chris Kuhl crean una arena mágica y misteriosa para la historia.

El problema con la obra, sin embargo, es que tiene muy poco golpe dramático. La relación entre Ogrito y su madre es conmovedor, pero solo tiene un poquito de conflicto. El conflicto primario es entre el Ogrito mismo; es enganchante pero no especialmente dramático o teatral.

Presentado por y en Teatro 24, 1117 W 24th Street, LA, 9 de mayo a 21 de junio, sábados a las 8pm y los domingos a las 3pm. Llama al (213) 745- 6516, o visita al www.24thstreet.org o www.brownpapertickets.com/event/63302